Fragmento del cuento «¿Quién es mi padre?» (2021)
Desde que el cónyuge murió desnucado tras caerse de un caballo, quince años antes, ella se puso en frente de unas tierras que triplicó en los años siguientes, y se convirtió en una terrateniente respetada y temida, quien a todos les daba órdenes con sólo lanzar una mirada; como aquel día en que cerró el negocio —rodeada de hombres acartonados— de la compra de mil doscientas hectáreas de tierra para plantar caña de azúcar sin pronunciar palabra alguna. Parecían métodos psíquicos de comunicación con su abogado, quien era el que pujaba en la oferta cada vez que se amparaba en los ojos negros e intensos, y un movimiento casi imperceptible de las cejas de una Margot envuelta en una belleza mística (…)