Fragmento del cuento «Créditos Ajenos» (2021).
Mordisqueé el pan de queso fresco para, de manera inmediata, lanzarme a un sorbo cuidadoso de chocolate caliente recién preparado por mi madre, como para darle el preámbulo perfecto del monólogo seductor que me tenía arreglado luego de un largo tiempo sin vernos. Siempre visitarla significa caer en la tentación de su cocina en abundancia, dado que desde siempre ha demostrado su inmenso amor con comida. Ella siempre ha tenido la noble convicción de que, entre más comida, más afecto. Por ello, el plato de fondo siempre está con morro y uno sabe que el derecho a repetir sopa está ganado con antelación; el vaso de jugo será a rebosar y el postre será de buen tamaño. A veces, como parte de un mismo cuento difícil de creer, pero que es cierto, ella junta el desayuno, el almuerzo y la cena, el día que acordamos que solo iré para compartir una colación nocturna.