SIEMPRE A TU LADO. Un cuento de Wilson Charry
Ella llegó a casa con los pies reventados después de una larga jornada laboral, y con un ánimo tan desvanecido como la presencia de su esposo al cruzar la puerta. Aquel día era el séptimo en que no se determinaban tras una fuerte discusión: no se saludaban, no cenaban juntos y él dormía en otro cuarto. Incluso, no se veían desde hacía tres días porque procuraban no compartir los mismos espacios.
Después de sus quehaceres, ella apagó la luz del cuarto y se acostó de medio lado para pasar una noche más sin su esposo, pero con la esperanza de una reconciliación tan intacta, que siempre le dejaba a él su espacio en el lecho.
En medio de la pesada noche y un sueño que no la tenía agarrada por completo, sintió un inmenso regocijo cuando los brazos de su esposo la cubrieron y le dieron calor como un manto de franela. Ella sólo se hizo más pequeña para expresarle que su amor era incondicional y que no quería otra cosa que estar junto a él por el resto de los días. Sin pronunciar ni una sola palabra, su esposo le dijo lo mismo.
A la mañana siguiente, él ya no estaba cuando ella despertó tras escuchar el timbre de la puerta. Se envolvió en su bata para abrirle a dos policías que le dijeron que habían encontrado el auto de su esposo en la profundidad de un barranco. Su esposo había muerto hacía tres días.
FIN